Rechazando los atajos (12 de octubre)
“Jesús se dio la vuelta, miró a sus discípulos y reprendió a Pedro: ‘¡Aléjate de mí, Satanás!’ dijo. ‘Ves las cosas solamente desde el punto de vista humano, no del punto de vista de Dios.’” Marcos 8:33 NTV
Muchas veces los planes de Dios no son lo que quisiéramos o esperaríamos.
En el caso de Jesús, el propósito de Dios lo llevaría a la Cruz.
Una ejecución no encajaba en el concepto que tenían los discípulos acerca del camino ideal del Mesías, y cuando Jesús explicó que pronto sufriría y moriría, Pedro “lo llevó aparte y empezó a reprenderlo” (Marcos 8:32b NTV).
La respuesta de Jesús fue muy fuerte: “¡Aléjate de mí, Satanás!”
En verdad, esta no fue la primera vez que alguien le dijera a Jesús que no tenía que ir a la Cruz. Al comienzo de su ministerio, después de 40 días de ayuno en el desierto, Satanás se acercó a Jesús y le ofreció todas las naciones del mundo con una sola condición: tenía que inclinarse y adorarlo.
Le ofreció un camino sin la Cruz y sin el sufrimiento.
Satanás tentó a Jesús a tomar un atajo hacia el poder y la gloria, pero tanto en el desierto como en su conversación con Pedro, Jesús rechazó el camino fácil.
Aprendamos del ejemplo de Jesús, quien, ante el sufrimiento de la Cruz, dijo a su Padre: “Que se haga tu voluntad, no la mía” (Lucas 22:42b NTV).
Aplicación
Hoy, en el tiempo que apartes para orar, meditá en las palabras que dijo Jesús en Lucas 22:42: “Que se haga tu voluntad, no la mía.” Es bueno tener planes, pero si queremos seguir a Jesús tenemos que estar dispuestos a dejar nuestro concepto del éxito y someter nuestra voluntad a Dios, el Padre que nos ama.
Oración
Padre, Dios del proceso, que se haga tu voluntad. En tu nombre; amén.