Un costo alto (16 de noviembre)

“Entonces la gente comenzó a suplicarle a Jesús que se fuera de la región.” — Marcos 5:17 NVI

Le suplicaron a Jesús que se fuera.

Estas palabras son extrañas cuando consideramos que Jesús “ya no podía entrar en ningún pueblo abiertamente” (Marcos 1:45) por las grandes cantidades de personas que venían ver al maestro de Nazaret que expulsaba demonios y sanaba a los enfermos.

Pero este caso fue diferente.

Cuando Jesús llegó a la región de los gerasenos al principio de Marcos 5, se encontró con un hombre poseído por tantos demonios que se identificaron como “Legión.” Después de explusar a los demonios del hombre, entraron inmediatamente en una manada de unos 2.000 cerdos que pastaban en un campo cercano y los llevaron a su muerte en el mar de Galilea.

La gente de los pueblos cercanos se asustó por la noticia y probablemente se enojó.

¿Por qué? Porque este milagro les costó mucho. Criar cerdos era una parte importante de su economía y su muerte significaba una gran pérdida de dinero.

Ya que su obra de libertad les costó financieramente, estas personas vieron a Jesús como una amenaza a su forma de vida y le pidieron que se fuera.

Lo más triste es que Jesús respetó su petición y se fue. Y estas personas perdieron su oportunidad de conocer al único que les podía dar vida en abundancia.

La realidad es que si queremos participar en los planes de Jesús, casi siempre nos costará algo: nuestra comodidad, dinero, tiempo, y/o los planes que teníamos antes.

Entonces la pregunta clave es esta: cuando Jesús te desafía a “perder tu vida” para seguirlo, ¿lo vas a ver como una amenaza o una oportunidad para ser transformado/a?

No te olvides de que “el que pierda su vida por [Jesús] y por el evangelio la salvará” (Marcos 8:35).

Aplicación

Hoy en el tiempo que apartes para orar, pedile a Dios que te muestre lo que te esté impidiendo entregar tu vida completamente a él. Ahora, tomá un momento para ofrecerle esas cosas a Dios confiando que encontrarás algo mucho mejor de lo que pierdas.

Oración

Jesús, transformame. Mi vida es tuya. En tu nombre; amén.